Salud

Tomar gaseosa. ¿Es bueno o malo?

Tomar gaseosa. ¿Es bueno o malo?

En medio del debate sobre las bebidas azucaradas, conozca brevemente los detalles y efectos de consumir gaseosas.

Las gaseosas, también llamadas refrescos o sodas han estado presentes en nuestra mesa desde hace más de cien años, compuestas principalmente de agua carbonatada, un endulzante y un saborizante. Su favorabilidad se debe principalmente a que las consideramos agradables al gusto, las podemos encontrar fácilmente en cualquier lado, a un precio cómodo, y es innegable la extensa publicidad que invierten en ellas las compañías, de tal forma que ya se considera un hábito entre la población.

Sin embargo, actualmente se ha presentado un debate alrededor de los efectos de las bebidas endulzadas con azúcares, principalmente sobre la creciente evidencia científica en la cual se demuestra una relación directa entre el consumo este tipo de bebidas y la probabilidad de padecer obesidad y sobrepeso en niños y adultos. La más relevante exposición la ha hecho la Organización Mundial de la Salud, la cual dispone de varios documentos en los que solicita a los países reducir la ingesta de azúcares libres a menos del 10% del consumo total de energía con el fin de disminuir los riesgos de sobrepeso, obesidad y caries en la población. En el mismo sentido varias universidades a nivel mundial han publicado importantes estudios en donde validan lo establecido por la OMS, y amplían las consecuencias de padecer este tipo de condiciones.

Y si bien la obesidad y el sobrepeso son fenómenos complejos dependientes de la genética, el metabolismo, la cultura, el medioambiente, las condiciones socioeconómicas, entre otros, todos estamos expuestos a una especie de ingenuidad calórica, puesto que gran parte de los azúcares que consumimos no están presentes comúnmente en productos “dulces”, es el caso de la salsa de tomate o ketchup, en la cual una cucharada contiene alrededor de 4 gramos de azúcares libres. Una lata de gaseosa contiene hasta 40 gramos (casi 10 cucharadas) de azúcar.

Y es que en el imaginario, las personas consideran que las gaseosas hidratan y dan energía; sin embargo su valor nutricional es absolutamente pobre, comparado con una fruta que puede tener el mismo valor calórico, pero que adicional a la energía que suministra, esta provee fibra, minerales y además genera una sensación de saciedad, sensación que no es lograda por las bebidas azucaradas, y por tanto se estimula a la sobreexposición.

No solo disminuyendo dramáticamente el consumo de bebidas azucaradas se van a mitigar completamente el riesgo de padecer de sobrepeso y obesidad, esta medida complementada con una dieta saludable, actividad física regular, reducción de la ingesta total de grasas y sal, además del aumento de consumo de frutas puede salvarnos de la epidemia de ganancia de peso. Como último aporte se sugiere el reemplazo de las gaseosas por agua, jugos naturales o té o café, eso sí, siempre sin azúcar.

Redacción y realización: Equipo Farmalium