Salud

Depresion: cuando te ahogas y nadie te ve

Depresion: cuando te ahogas y nadie te ve

Un trastorno mental muy frecuente en nuestro pais, que paradojicamente ha sido llamado el más feliz del mundo

En en el año 2017, la Organización Mundial de la Salud para conmemorar su aniversario, tiene como bandera de campaña el tema “hablemos de depresión”. Si habláramos de depresión en Colombia pensaríamos más en las derrotas de la selección de fútbol, que en una seria enfermedad que afecta a 10 de cada 100 adultos de 18 a 44 años y a 12 de cada 100 menores de edad.

La depresión es un trastorno mental que se caracteriza por la presencia de síntomas afectivos y físicos durante al menos dos semanas: tristeza patológica, ausencia de placer e interés por las actividades cotidianas, falta de autoestima, ansiedad, culpabilidad, ideas de autolesión o suicidas, trastornos del sueño, cansancio constante, falta de concentración, entre otros. Cuando la depresión se hace crónica, las implicaciones en la vida diaria son graves ya que se dificulta considerablemente el desempeño en cualquier actividad, lo que provoca efectos devastadores en las relaciones interpersonales, y sin herramientas para afrontar el día a día, la depresión puede conducir al suicidio, que en la actualidad es la segunda causa de muerte entre las personas de 15 a 29 años de edad a nivel mundial.

Aunque es más común de lo que parece, la depresión, al igual que los demás trastornos mentales, es estigmatizada y subvalorada, lo que impide que una persona con esta condición piense en consultar ayuda profesional. También se ha pensado erróneamente que la depresión es un asunto de los jóvenes y personas de mediana edad con medios económicos, o una eventualidad producto de un acontecimiento emocional fuerte, como la muerte de un ser querido, una ruptura amorosa o un parto. Por el contrario. El riesgo de padecer depresión está latente en todas las edades y estratos, y se ve agravado por la pobreza, el desempleo, y otros factores como el consumo de alcohol y drogas. Según la OMS, se estima que en 2020 ocupará el segundo lugar de morbilidad mundial, y que un número importante de personas alcance la edad de mayor vulnerabilidad para trastornos mentales.

La magnitud de la carga de enfermedad ocasionada por los trastornos depresivos, la falta de un diagnóstico oportuno y de un tratamiento adecuado, genera un impacto importante en la población colombiana. En lo referente a la atención de la depresión en Colombia, según la última Encuesta Nacional de Salud Mental, solo el 14,2% de las personas con trastornos del estado de ánimo han hecho uso de los servicios de salud (los cuales no solo incluyen psiquiatría, sino también, medicina general, medicina especializada, servicios sociales y medicina alternativa), durante los últimos 12 meses. Esto sugiere que las tasas de tratamiento para los trastornos depresivos no son adecuadas.

Si entendemos el suicidio como la consecuencia más grave de un cuadro depresivo, en el país más feliz del mundo en la última década las autolesiones fatales aumentaron más del 10 por ciento y se situaron en el cuarto lugar de muertes violentas en Colombia en 2016. El índice de suicidio nacional es de 5,22 por cada 100.000 habitantes mayores de 5 años, cerca de 3000 personas al año. Es preocupante la vulnerabilidad de la población más joven. En menores de edad entre 7 y 18 años priman los problemas de autoestima, el matoneo escolar, la falta de orientación psicológica, la presión académica y el rechazo por su orientación de género. Además se ha evaluado la posible incidencia del acceso a redes sociales desde temprana edad y al avance de la informática, lo cual limita las relaciones de vecindad y amistad llevando a vidas más solitarias desde la niñez. Por otro lado, la tasa de suicidio en hombres mayores de 80 años estuvo 258% por encima de la población en general. Esta decisión responde a que no quieren ser un estorbo para su familia, ni lidiar con enfermedades degenerativas, particularmente aquellas que atentan contra su capacidad mental. Asimismo, la falta de dinero, la dependencia económica y el abandono de la vejez en el país están haciendo del suicidio una epidemia entre los adultos mayores, pues solo uno de cada cinco recibe pensión y más del 20 por ciento vive en condiciones de pobreza.

A pesar de ser una intimidante realidad de la cual ninguna persona está exenta, la depresión puede tratarse desde el punto de vista clínico, y siempre bajo la supervisión de un médico, con medicamentos especializados para este tipo de enfermedades, y además ejercitando su salud mental. Debe entender que estar deprimido no es un símbolo de debilidad y que puede buscar ayuda en muchas personas y entidades. Cuando presente los síntomas antes mencionados, hable de eso con personas de su confianza, busque ayuda gratuita e inmediata en las líneas de atención de emergencias, consulte un profesional de la salud o un trabajador social, hable con los líderes de su comunidad religiosa si es el caso, lo importante es que alguien vea que usted se ahoga en silencio y que necesita con urgencia un salvavidas emocional.

Redacción y realización: Equipo Farmalium