Sociedad

Mocoa en emergencia

Mocoa en emergencia

Lo primordial, sanar la comunidad de Mocoa. Lo que sigue después de la avalancha es un desafio mayor para evitar enfermedades transmisibles, secuelas mentales y abandono institucional.

La avalancha en Mocoa es una tragedia de grandes dimensiones que pone a prueba todos los sistemas de alarma y respuesta ante la emergencia. Mientras la prioridad es la búsqueda de los desaparecidos, empiezan a surgir desafíos para la comunidad relacionados con las enfermedades transmisibles. En especial para una ciudad que antes del desastre no estaba en la agenda de la nación y que su población principalmente indígena le ha sido indiferente a los entes del Estado.

Lo que viene después de la primera semana de angustia no es menos preocupante. Las cinco causas más comunes de muerte en emergencias y desastres, posteriores al incidente principal, son la diarrea, la infección respiratoria aguda, el sarampión, la malnutrición y, en las zonas endémicas, la malaria. Todos excepto la desnutrición son enfermedades directamente relacionadas con las condiciones de salud ambiental, e incluso la desnutrición es exacerbada por las enfermedades transmisibles. Además, las precarias condiciones de los sobrevivientes y del ambiente, posteriores a los desastres, son el foco de eventuales epidemias. Estas son causadas principalmente por efectos secundarios y no por el peligro primario. En la ciudad de Mocoa, debido a las inundaciones, aumentan las enfermedades transmitidas por fuentes hídricas, ya que los daños a la infraestructura de acueducto y alcantarillado, sumados a los depósitos de agua estancada puede promover la cría de vectores* de enfermedades.

También puede haber epidemias importantes de enfermedades altamente contagiosas: las que se propagan por contacto personal. Estas son el resultado de la aglomeración de supervivientes que viven en un alojamiento temporal, atestado, sin ventilación ni instalaciones adecuadas para la higiene personal. El tiempo que la gente pasa en dichos asentamientos temporales es un factor importante del riesgo de transmisión de enfermedades.

El riesgo no solo es físico, la salud mental de una comunidad sometida al sufrimiento de una catástrofe pone en alto riesgo sus condiciones de vida, aun después de haber sobrevivido al evento principal. Efectos debidos a la separación de la familia, inseguridad, discriminación, pérdida de medios de subsistencia, descomposición del tejido social de la vida cotidiana, disminución de la confianza y los recursos, hacinamiento, falta de privacidad en los campamentos, y pérdida del apoyo comunitario o tradicional, se convertiran eventualmente en factores que incidan en la salud y el bienestar para su completa recuperación.

Las dos principales estrategias para controlar los brotes de enfermedades transmisibles son reducir el número de casos a través de actividades preventivas y reducir la mortalidad debida a la enfermedad mediante la detección temprana de casos y el tratamiento efectivo. Estas medidas deben ponerse en marcha rápidamente y no deben retrasarse mientras se espera la confirmación por parte del laboratorio de la enfermedad en cuestión. La inmunización masiva es una prioridad en situaciones de emergencia. Un caso confirmado de cólera debe hacer que todos los casos de diarrea sean tratados como cólera.

Los protocolos de emergencia están bien diseñados y se aplican en mayor o menor medida para contrarrestar las enfermedades transmisibles después de una catastrofe, como la de Mocoa. Sin embargo, lo que realmente va a sanar esta comunidad, es la verdadera inclusión de sus necesidades y proyectos en los planes generales del país. La catástrofe llama la atención de todos, las ayudas humanitarias desde los centros urbanos más poblados no se hacen esperar, y la solidaridad es evidente. Pero esta es una oportunidad para hacer, no solo de Mocoa, sino de todo el Putumayo un territorio visible para el país, más allá de la influencia del narcotráfico. Los rostros de la tragedia, son aquellos del pueblo indígena que ha padecido siglos de letargo institucional. Su sanación debe ser ancestral, enmarcada por la modernidad y respaldo de la Colombia criolla, que durante generaciones se ha negado a reconocerse en los místicos ojos de sus indígenas.

*Los vectores son organismos vivos que pueden transmitir enfermedades infecciosas entre personas, o de animales a personas. Muchos de esos vectores son insectos hematófagos que ingieren los microorganismos patógenos junto con la sangre de un portador infectado (persona o animal), y posteriormente los inoculan a un nuevo portador al ingerir su sangre. Los mosquitos son los vectores de enfermedades mejor conocidos. Garrapatas, moscas, flebótomos, pulgas, triatominos y algunos caracoles de agua dulce también son vectores de enfermedades.

Redacción y realización: Equipo Farmalium